lunes, 28 de enero de 2013

ÑuÑuticias - Parto Hogareño


El parto que voy a relatar es el de nuestro 5º hijo. Nuestro primer parto fue lo que se llama “lo normal, lo que se acostumbra”, con goteo, enema, anestesia, cortes, nursery, soledad, etc., etc… desde un principio sentíamos que realmente una experiencia tan sublime no podía terminar, ni comenzar, tanto para mi, como para el bebe, de esa forma tan traumatizante. Estábamos empecinados en aprender, averiguar, en como podíamos recibir a nuestros hijos, darle un principio, una bienvenida mas agradable.
Afortunadamente, los 4 siguientes fueron cada vez más perfectos y los disfrutamos plenamente.
Como ya mencione voy a contarles el último. Lo mas tranquilizante es saber con certeza que tu hijo va a llegar al mundo bien, sano y que todo el parto va a ser realmente una experiencia plena.
Para lograr esto fuimos, con los años, con los viajes, a varias clínicas naturistas de preparto y conexiones en los EE.UU., conociendo como hay que cuidar el cuerpo y prepararlo para recibir al bebe, alimentación, cuidados físicos, vida al aire libre, cooperación y complementación con el papa, total unión de los dos. Por que sola no habría podido recibirlo y sentir toda esa avalancha de emociones, de placer.
Durante todo mi embarazo me hice diariamente un baño de asiento con agua fría que, de acuerdo a los grandes, recursos y maestros del naturismo mundial del siglo pasado, hacer que la mujer llegue al final del embarazo gozando de excelente estado físico, sin varices, problemas de riñones, pesadez, exceso de peso, etc. y lo mas positivo de este baño es que al llegar al trabajo de parto, no solamente garantiza que todo va a salir bien sino que la parturienta sobrelleva maravillosamente las contracciones que disminuyen en intensidad asombrosamente y en muchísimos casos, como el mío, que prácticamente no las llego a distinguir de las contracciones normales. El baño hay que realizarlo sentada sobre un bidet, enfrentando las canillas. Ponemos el tapón y dejamos correr el agua. Con un trapito nos mojamos desde el ombligo hasta la pelvis, vagina. Durante 15 o 20 minutos. Es fundamental que estemos abrigadas y no tomemos frío.
Con mi marido habíamos siempre dicho tener los bebes en casa. Con el segundo y tercero estuvo nuestra doctora con nosotros, siempre observando. NO interviniendo, pues pensábamos que era algo que teníamos que realizarlo nosotros solos. Con el 4º y 5º la doctora no llego ni para observar. Con el último las contracciones empezaron a las tres de la madrugada. Eran muy especiales, pues había como una presión en la pelvis, sin dolor, pero eran distintas. Me levante, estuve ocupada toda la noche, llego la mañana y me fui al supermercado a hacer las compras, limpie, cocine hice de todo, como para estar ocupada, que era lo principal, cosa primordial.
A las 6 de la tarde ya empezaron un poco más fuertes, pero como yo no paraba ni a pensar, se me paso de largo. A las 8 empezaron cada minuto, sin parar y las 9 menos cuarto nació. A los otros cuatro chicos los mandamos a la otra punta de la casa a mirar televisión. Ellos solos desaparecen en un momento así. Ni intentan espiar. Nos fuimos al living donde hay un silloncito para apoyarme bien. Pusimos un plástico que lo cubría, una gran toalla y abajo una palangana.
Les quiero aclarar que todo esto ya estaba previsto desde hacia mucho tiempo, nada era improvisado. Yo ya venia muy controlada por mi doctora, análisis, monitoreo, etc. Nada quedaba librado al azar. Mucha gente dice, ¿y si pasa algo? Todo lo que se puede prever se arregla de antemano y si sucede algo, tiempo hay para llegar al sanatorio a pocas cuadras de mi casa.
Nuestra doctora nos había traído con anticipación todo el instrumental a casa, llegado el caso de necesitar algo.
Tener el bebe en casa es lindisimo. En mi casa, mi cama, mi ambiente, el mismo olor, ruido, silencio.
Con las últimas contracciones intensas yo ya tenia ganas de pujar pero me contuve para evitar así un desgarro. Aparecía la cabecita (corona) y mi marido iba tirando la piel vaginal (previamente bien lubricada con aceite vegetal antes y durante el trabajo de parto). La cabeza se retraía. Otra contracción y así sucesivamente, hasta que con el leve pujo salió. El observaba, sin intervenir, esperando que solo rotara los hombros para terminar de salir. El día anterior mi ginecólogo me había hecho un monitoreo y en el salio una muy probable vuelta de cordón. Y efectivamente al Salir la cabeza vimos que no estaba alrededor del cuello sino sobre la cabeza, como una bincha, la que corriendo hacia atrás y resbalando la corrió. Luego salieron los hombros fácilmente. Las vueltas de cordón no son algo difícil o insoluble como cree la gente, solo en el caso de ser muy corto. Son muy sencillas de resolver introduciendo ambos dedos índices, previamente desinfectados, en los costados del cuello del bebe al salir la cabeza y palpando, luego sacarlo por encima de ella rápidamente.
Inmediatamente al salir el bebe, me lo puse sobre mi panza, atentos a su respiración y esperando que el cordón deje de latir antes de cortarlo con una tijera esterilizada. El bebe o mejor dicho la beba, pues ya conocíamos su sexo, en ningún momento lloro, solo hizo un quejidito y comenzó a respirar. NO le pegamos ni sacudimos para que reaccionara, pues evitamos todos los movimientos bruscos y torpes. Todo muy suave, lo mas tranquilo posible y acariciándola para que su llegada fuera menos violenta a este mundo tan apresurado.
Al cortar el cordón la puse a mamar y se prendió inmediatamente como si siempre lo hubiese hecho. Al instante las contracciones del útero expulsaron la placenta. Esto es muy importante pues ese estimulo al mamar impide posibles hemorragias y también ayuda a expulsar la placenta y alguna partecita desprendida. Luego los chicos entraron, miraron la placenta en la palangana, se pusieron la crema cebacea de la placenta en la cara, hicieron muchas preguntas y se retiraron muy satisfechos.
Al ratito me pare muy despacito pero sin sentir ningún dolor y juntos nos fuimos a la cama a disfrutar de nuestro bebe.
Hace un mes que duerme con nosotros. Media noche encima mío y media noche encima de mi marido. De a poco la vamos poniendo cada vez mas en si camita. Peo no de golpe. Esto es lo que aprendimos luego de tener cinco. Ella nunca llora y eso me hace sentí mucha paz y placer pues me he dado cuenta que al fin hemos dado en el clavo, y entiendo por lo menos gran parte de sus necesidades de ese mundo que nosotros, los mayores, hemos siempre acomodado a nuestros caprichos y no observamos con nuestra intuición sus requerimientos

San Isidro, agosto de 1985
gareVirginia Fechser

No hay comentarios:

Publicar un comentario