martes, 4 de diciembre de 2012

ÑuÑu ficha Nº 11: Mama enferma? También... Amamanta!!! (Parte 2)


LOS MEDICAMENTOS

Los fármacos y la leche materna

La leche humana es el óptimo  alimento natural para el lactante humano. El amamantamiento dentro del género humano es el único modo de administrarlo. La leche de la madre es propiedad del hijo (Alfredo Palacios). La lactancia artificial no es una opción sino una medicación para todo destete anticipado.
Debe estar presente en el espíritu del medico tratante de la madre que la suspensión del amamantamiento es un riesgo para el amamantado, al que se introduce en la lactancia artificial. El destete precoz tiene como terapéutica la lactancia artificial que debe ser considerada por su insuficiencia una enfermedad por si misma y por sus complicaciones.

Fuese cual fuese la especialidad del medico tratante, este deberá proteger a ultranza el amamantar para que el niño permanezca dentro del genero. Una conducta superficial y apresurada adversa al amamantamiento descalifica la profesionalidad del medico.
La mayor parte de los estudios realizados sobre fármacos y lactancia se han hecho sobre animales y aun no hay demasiados datos en humanos. La presencia de fármacos en la leche no significa obligadamente efectos perjudiciales sobre el niño ya que el medicamento puede ser inactivo, destruido en el aparato digestivo de este y no absorbido por el organismo.
Para que se produzca la leche en la mujer debe haber una interacción hormonal sumamente compleja. La preparación de la capacidad funcional de la glándula mamaria se debe al efecto combinado de las hormonas femeninas, estrógeno y progesterona, participantes de los ciclos menstruales. La secreción de la leche esta regulada por la hormona hipofisiaria, placentaria y mayormente por la prolactina. Al finalizar la gestación, la producción de la leche comienza lentamente ya que aún no se completo el desarrollo de la máquina metabólica de las glándulas mamarias. Se irá formando el calostro, primera leche que no posee grasas  y es sumamente rica  en inmunoglobulina. Inmediatamente antes del parto disminuyen las cantidades  de estrógenos y progesterona, cuando se produce la suspensión de la inhibición  de la progesterona comienza la liberación de prolactina en la hipófisis. La prolactina hace que las células de las glándulas mamarias alcancen la potencia secretora máxima.
Cuando el niño comienza a mamar se libera occitocina que actúa sobre la contracción de las células mioepiteliales para establecer el flujo adecuado de leche constituyendo así el reflejo de bajada de la leche.
Preparados de progesterona más estrógeno a bajas dosis (tratamientos anticonceptivos) pueden disminuir la lactación pero no la inhiben. Si se dan anticonceptivos después de que se instala la lactancia estos no influyen sobre ella sino que la composición láctea  varía. En general la administración de contraceptivos hormonales, inclusive la de los prostágenos en bajas dosis, no se recomienda en las primeras seis semanas después del parto y en nuestra experiencia no sería recomendable nunca puesto que hemos observado la disminución de la secreción. Creemos que la explicación de este efecto es que para la hipófisis la producción de leche no es compatible con la progesterona sea esta placentaria, ovárica o química.
Los métodos contraceptivos de barrera (profilácticos, diafragma, óvulos, jaleas espermaticidas entre otros) son compatibles con el amamantamiento.
El amamantamiento con caricias y ternura piel a piel, la secreción láctea humana, su juego hormonal y su juego de caricias, la contigüidad con el hijo en el hecho sexual adulto que significa amamantar, supervisado por la mujer en su corporalidad con la colaboración de su compañero y de otros referentes de su comunidad –grupos femeninos de apoyo al amamantamiento, grupos familiares de apoyo a la programación familiar- tiene mejor estadística que la píldora. Cuba se acerca al 100% de éxito en el control de la fecundación por el mal llamado “Metodote amenorrea por lactancia”. Mal llamado porque la lactancia es opcional según se use leche de vaca, de burra o vegetal o vaya a saber que engendro industrial lechero, en cambio el amamantamiento es único para la especie humana y es único para producir amenorrea significante de falta de ovulación dado que el juego hormonal del amamantamiento significa hijo vivo para la corporalidad materna por lo que su cuerpo no se dispone para la fecundación. Por lo tanto el “método”, si cabe esta denominación, debería llamarse Espaciamiento natural de la fecundación por amamantamiento (ENFA) si adherimos a la inicialosis que la burocracia medica, gubernamental y de los organismos internacionales proclaman en su sopa de letras. Seria además más aceptable la denominación francesa de MAMA.

La glándula mamaria es una vía que carece comparativamente de importancia en la excreción global de fármacos por el organismo materno.

El mayor problema que se planta para estudiar la excreción  de compuestos extraños en la leche es la obtención de muestras adecuadas en un período de 24 horas y en circunstancias  que sean casi iguales a las normales ya que la producción láctea esta notablemente influenciada por factores psicológicos.
Fisicoquimicamente hablando la leche es una emulsión de grasa en agua  y la proporción comparativa de cada elemento caria con cada mamada. La excreción de grasa en 24 horas es relativamente constante pero con variaciones diurnas: el mínimo es en la primera mamada y el máximo a media mañana, disminuyendo progresivamente a lo largo del día. Esto tiene importancia con respecto a la excreción de fármacos ya que la distribución dependería del grado de combinación del medicamento en los distintos tipos de secreción. La mayoría de las drogas consumidas por la madre y excretadas en su leche se hallan en una relación leche a plasma de entre 0.5 y 1%; generalmente la cantidad  disponible para el lactante es inferior al 1% de la dosis materna terapéuticamente activa. Toda droga que alcance un nivel significativo en el plasma materno puede atravesar la membrana celular de la glándula mamaria y ser excretada en la leche materna. Pero la simple presencia de droga no significa por si sola un peligro para el lactante pues debe considerarse además su capacidad de absorción digestiva y de transformación biológica en el organismo infantil.
Si la madre tiene que tomar un medicamento debe hacerlo solo cuando hubiera consistente evidencia de su necesidad o de sus efectos y habiendo alternativas se debe utilizar la menos excretada por la leche materna o aquella que, conocida y usada hace ya mucho tiempo, no ha demostrado efecto lesivo sobre el lactante.
El deterioro del organismo materno por enfermedades no tratadas puede ser más perjudicial para el amamantamiento que la mayoría de los efectos provocados por los medicamentos excretados por la leche.
Cuando un medicamento indispensable para la madre tiene efectos potencialmente nocivos para el lactante debe tentarse una estrategia de amamantamiento que atenúe esos efectos como por ejemplo, administrar la droga por la noche en casos de dosis única u ordeñar y no usar la leche en los momentos de mucha excreción cuando estos sean bien conocidos. En este último caso indicar los medicamentos después de las amamantadas principales adecuando los horarios de administración de ambas cosas.
El análisis crítico de las publicaciones relacionadas con la excreción de drogas por la leche humana debe ser meticuloso y no debe considerárselas si no estuvieran basadas en una metologia farmacológica correcta. El metabolismo de las drogas precisa estar bien determinado y conocido: factores como tomarlas en ayuno y/o con cierto tipo de alimentos, cerca o lejos de las comidas y otros pueden modificar la excreción de los fármacos por la leche. Factores como la acidez o alcalinidad de la sangre o de la leche pueden provocar una respuesta diferente a los mecanismos de acción farmacológica. De la misma manera que los fármacos se eliminan por la saliva y el sudor, su excreción a nivel de la leche materna se realiza por un proceso de difusión a través de las células epiteliales de la glándula mamaria.

En resumen, con ciertas reservas podemos establecer junto con la mayoría de los autores citados, que deben proscribirse a la madre que amamanta el alcohol, el cigarrillo, los opiáceos, las tioureas y las sulfamidas como también ponerse en contacto con insecticidas del tipo D.D.T. además los autores modernos hacen notar los efectos nocivos de los antimetabolicos, anfeta-minas, atropina y los alcaloides del cornezuelo del centeno (ergotamina). Sin embargo Litter aclara que las cantidades excretadas no son suficientes para ejercer efectos farmacológicos o intoxicaciones en el niño que lacta salvo en los casos de uso de grandes y/o continuadas dosis (como el de las mujeres adictas) o en los de aquellos lactantes con idiosincrasia a una droga, por ejemplo, las sulfas.
Como hecho anecdóticos podemos decir que el trabajo de Ferguson y colaboradores 91976) no quiere demostrar que la madre que fuma debe dejar de amamantar sino que debe dejar de fumar, con pequeños malentendidos suele escribirse la historia.

Algunos fármacos que tienen afectos perjudiciales

El componente activo del Cornezuelo de centeno (ergotamina) se excreta por la leche y los niños que lo ingieren presentan signos de ergotismo (irritación cerebro-espinal). Se usa, además de para la contracción uterina, para la jaqueca, migraña y dolores de cabeza inaguantables por lo que deberán evitarse las combinaciones de antijaquecosos con ergotamina a causa de esta última.
También se encuentran en la leche humana cantidades de alcohol etílico en ocasión de su ingestión. La anestesia por cloroformo en la madre producía sueño profundo en el lactante.
Los anticoagulantes usuales en el tratamiento de flebitis posparto o luego de intervenciones quirúrgicas, son compatibles con el amamantamiento pero como en todos los casos de medicación se debe observar al bebe ya que se excretan por la leche. El consumo de cigarrillos también afecta al lactante por el pasaje de nicotina y alquitranes, así como por su aspiración pulmonar (fumador pasivo).
El acido nalidixico (para tratamientos pielonefriticos) puede dar un fenómeno hemolítico en el lactante así como ictericia por lo que debe evitarse en lo posible al igual que el metronidazol, cloramfenicol, ciprofloxacina y cinclamicina, todos de la familia de medicamentos antiinfecciosos.

Fármacos de los que no ha comprobado que causen efectos perjudiciales

Es excepcional que la pequeña cantidad de salicilatos que se presentan en la leche después de la ingestión ocasional afecte al lactante. Si el uso es continuo como en la artritis  reumatoidea es posible que ocurran trastornos en la función plaquetaria.
Los antibióticos y quimioterapia pasan en pequeñas cantidades a la leche pero no se contraindica su uso ni se suprime el amamantamiento y en los que ya mencionamos, el amplio espectro de los disponibles en el mercado farmacéutico siempre hace posible su remplazo por otro de espectro antimicrobiano similar, valga la redundancia no redundante. Pero cuando su administración lleva mucho tiempo su precensia en su leche (sabia usted que según Alfredo Palacios el propietario de la leche excretada por la madre es el lactante?) puede provocar disturbios intestinales o micosis (muguet) por lo que se debe suprimir o buscar una alternativa de tratamiento continuado siempre con el amamantamiento. Lo mismo es valido para los antibióticos alergenos como la penicilina cuando ocurren síntomas alérgicos posiblemente dependientes de su administración.
Las tetraciclinas y sus derivados como la doxicilina deben evitarse por su capacidad de manchar los dientes.
También manchan los dientes los medicamentos fluorados, incluyendo las pastas dentales, por lo que desde nuestra experiencia evitamos en embarazadas y madres que amamantan todo aquello que sea fluorado que además produce fragilidad en dientes y huesos entre otras intoxicaciones potenciales. En la practica consideramos a todo lo fluorado un tóxico y no un complemento nutricio.
Volviendo a los antibióticos o más precisamente a las drogas antimebasicas y antigiardiasicas, se evitara l metronidazol, siendo las otras medicaciones habituales compatibles con el amamantamiento al igual que las medicaciones para la leismaniasis y tripanosomiasis. También son compatibles todas las medicaciones contra los parásitos. Y hablando de los parásitos están los tan actuales y molestos parásitos externos o difícilmente apodados ectoparásitos: piojos, pulgas, mosquitos entre tantos otros. El uso de repelente es compatible con el amamantamiento, especialmente el de la esencia de citronella en diluciones en aceite adecuadas para la piel (15 gotas para 100 centímetros cúbicos de algún aceite esencial –germen de trigo) o 15 gotas en 100 centímetros cúbicos de agua para hornillo aromatizante. La citronella repele además al tan molesto jején y puede usarse con el bebé al contrario de los repelentes comunes en base a piretro cambiando o no con insecticidas. El uso de piojicidas, antisárnicos y pulguicidas deberán ser evitado en el bebé y en la madre debe hacerse en bajas dosis y cantidades, evitando el DDT y usándola con cuidado la permetrina es compatible con el amamantamiento.

Y siguiendo con la piel, la mayoría de los medicamentos dermatológicos típicos son compatibles con el amamantamiento así como las cremas con filtro ultravioleta. Respecto a los antisépticos y desinfectantes debe proscribirse  el uso del Pervinox  por sus efectos hipotiroideos colaterales así como todo otro tópico con yodo. No así los yodos  dados como complementos nutritivos a la madre que si son compatibles con el amamantamiento.

El fenobarbital asociado a posibles efectos adversos a vigilar puede causar somnolencia en el bebé principalmente al ser administrado junto a otro anti convulsivante. No es necesario suspender el amamantamiento, pero vigilar el crecimiento, el estado de dieta y la maduración neuro motriz, principalmente en los prematuros y de bajo peso para su edad gestacional. Por lo general no aparecen síntomas alarmantes y puede continuarse con el amamantamiento.
El efecto adverso mas frecuente es la somnolencia que puede dificultar la alimentación.
También se han observado síntomas de abstinencia como temblor o convulsiones al suspender bruscamente el amamantamiento.
En el recién nacido el fenobarbital puede provocar síndrome hemorrágico en las primeras 24 horas si la madre esta recibiendo este tratamiento. Preventivamente se le administrará a la madre el mes anterior al parto VIT K (10-20 mg) y n el momento del nacimiento 1-10 mg IV al recién nacido.
Si la mamá tomó durante el embarazo fenobarbital puede el bebe haber desarrollado un cuatro de dependencia y dar lugar a un síndrome de abstinencia con convulsiones o hiperreactividad que puede manifestarse hasta los 14 días de vida. Menos frecuentemente también puede aparecer movimientos anormales, dificultad para succionar y alteración del metabolismo fofo calcico y la mineralización ósea.


Lo mismo ocurre con los tratamientos psicoterapéuticos en los que la acción del amamantamiento hace reducir las dosis por lo que las drogas mas “fuertes” y necesarias para las situaciones graves se vuelven compatibles con la lactancia. Además muchas de ellas, por no decir la totalidad, incrementan la secreción láctea.
De los antihistamínicos, la difenhidramina se excreta en la leche (no se informan sus niveles), pero aparentemente los niveles no serian lo suficientemente altos para afectar al lactante.
La pequeña dosis de antihistamínicos que se presenta en la leche materna de las mujeres tratadas con ellos no tiene efectos en el lactante. Del mismo modo los corticoides (deltisona y otros) son compatibles con el amamantamiento. Es de nuestra experiencia en madres corticoideo-dependientes por diferentes motivos (asma, enfermedades reumatoideas) que el amamantamiento en ellas es posible y exitoso a dosis baja, la dosis transferida no se considera clínicamente significativa ni de riesgo para el bebe. Si se requieren dosis altas, se postergará el amamantamiento hasta 4 horas después de la dosis. Se intentaran tratamientos prolongados a altas dosis. También los otros medicamentos antiasmáticos son compatibles con el amamantamiento.
Entre las demás medicaciones para el aparato respiratorio, la que requiere cierta consideración y cuidado es la codeína por su condición de derivado del opio.
Con respecto a las hormonas, se debe controlar si conservan actividad biológica después de su absorción por el aparato gastrointestinal del niño, siendo compatibles con el amamantamiento la insulina y los antidiabéticos orales. También son compatibles las drogas tiroideas y antitiroideas. Debe controlarse al bebé evitando  en lo posible los medicamentos con ioduro de potasio. Los inductores de la ovulación están contraindicados. No recomendamos el uso de estrógenos y progestágenos ya que en general, en nuestra experiencia clínica, disminuyen la lactancia agregándose esto al riesgo de los productos metabólicos intermedios derivados de su ingestión habitual.
Así mismo debe evitarse el uso de andrógenos (testosterona) como el tamoxifen usado como antihormonal.
Si es necesario usar todo radioactivo en la madre se debe suspender por 10 días la lactancia y durante ese tiempo usar leche materna almacenada (ver Almacenaje domestico de la leche materna).
Las drogas inmunosupresoras y citotóxicas para el tratamiento de injertados y canceres suspenden el amamantamiento con la excepción del folinato de calcio que es compatible con este. Cualquier otra medicación que deban tomar durante el amamantamiento puede afectar a tu bebe. Consulta siempre con tu medico antes de hacerlo y notaran tanto la necesidad del mismo como sus posibles efectos en tu hijo.

Antes de indicar un medicamento a una mamá que amamanta hay que considerar:
-          ¿es necesario administrar un medicamento? Elegir la droga mas conocida y menos toxica.
-          Se puede disminuir la exposición del bebe a la droga con la administración del medicamento inmediatamente luego de amamantar y relactar luego de mas de 4 horas.

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