lunes, 31 de marzo de 2014

Reportaje BIBI VOGEL DE ZEMMA

ÑuÑu en Brasil

Bibi Vogel de Zemma, actriz y cantante brasileña, residente en Buenos Aires, casada con el autor y director teatral argentino Alfredo Zemma, volvió a Río por algunos meses y tuvo la oportunidad de formar allá un grupo ÑuÑu. Bibi es madre de Mayra, a quien amamanto hasta los dos años.

A.A.: ¿Fue fácil organizar un grupo ÑuÑu en Río de Janeiro?
B.V.: La verdad que no fue fácil. Cuando organice la primera reunión, yo había contactado por teléfono unas ocho madres embarazadas interesadas en ser informadas sobre el amamantamiento. No vino ninguna.
A.A.: ¿Te decepcionaste?
B.V.: Mucho no. En el fondo yo estaba preparada. Durante mis contactos, repito, por teléfono, sentí la resistencia inconsciente de estas madres, a través de determinadas preguntas, ciertas pausas, en el propio tono de la voz.
A.A.: ¿Qué querés decir con resistencia?
B.V.: Bien, una madre te puede decir: “Si, voy a la reunión, necesito saber todo sobre amamantamiento, porque quiero amamantar a mi hijo durante mucho tiempo, etc, etc,…”, pero en el fondo, inconscientemente puede ser que esta madre tenga miedo de hacerlo, o que tenga miedo de crear dependencia en el amamantamiento, o que tenga miedo de entregarse en el acto de dar de mamar o que se sienta incapaz de hacerlo, o cualquier otro miedo. O que no quiera hacerlo, pero no tiene el coraje de admitírselo ante si misma. Y así, a la hora de ir a la reunión, ella se sabotea a si misma: o tiene una fuerte jaqueca, o tiene que pagar una cuenta a ultimo momento, o cree que el nene no esta bien, o consigue “fabricar” cualquier otra disculpa que justifique su ausencia a la reunión.
A.A.: ¿A que atribuís vos esta resistencia?
B.V.: Creo que es el resultado de un bombardeo de mensajes negativos que la madre recibe en el sentido de no amamantar a su hijo como corresponde. Pero hay un dato que decididamente contribuye a que la madre se sienta insegura para cumplir esta tarea. Me refiero siempre a mi experiencia vivida con madres en Río de Janeiro. Es que en esta ciudad, la mujer que tiene buenas condiciones económicas, raramente hace un parto normal: hace cesárea. Y muy a menudo, incentivada por su propio obstetra. Hay, inclusive sanatorios privados que no aceptan la interacción de embarazadas que pretenden tener un parto normal. De esa realidad yo concluyo que si la madre ya es castrada en su acto de parir, naturalmente ella tendrá dificultades en sentirse capaz de alimentar al hijo con su propia leche.
A.A.: ¿Cómo comparas Brasil y Argentina en relación a la tasa de amamantamiento?
B.V.: Creo que la actitud en relación a la lactancia hoy en día, en estos dos países es muy parecida, esto es, se amamanta muy poco. Pero en Brasil, el problema puede ser considerado mas grave, pues de sus casi 130 millones de habitantes, la mayoría pertenece a la clase baja. Y la madre de ese grupo social, desinformada, sin condiciones de comprar leche artificial en la cantidad necesaria después de un destete precoz, sin condiciones de mantener las mamaderas en buen estado de esterilización, engrosando la leche con harinas, etc., no tiene capacidad de evitar que su hijo sufra las mas diversas infecciones. A eso se suma la escasa atención médica, lo que resulta en un alto índice de mortalidad infantil en esa parte de la población.
A.A.: ¿Existe alguna posibilidad de modificar ese panorama?
B.V.: ¿Claro que si. Este año el gobierno brasileño hizo una campaña masiva a nivel nacional a través de los medios de comunicación, para incentivar a la madre a amamantar a su hijo. Estoy segura que esa campaña va a tener muchos frutos. Por ejemplo, se sabe que la televisión tiene una penetración popular muy grande; por lo tanto, las imágenes elegidas para ilustrar la campaña son bellísimas y han impactado mucho al telespectador. Es importantísima la divulgación de madres lindas amamantando a sus hijos, con placer y serenidad. Es un modelo al que se tiene ganas de copiar o imitar. Por eso creo que esa campaña va a contribuir muchísimo para mejora la tasa de amamantamiento en Brasil.
Pero también me pregunto si no será necesario un apoyo paralelo para que esas madres no se dejen intimidar por las pequeñas dificultades que suelen aparecer durante las primeras semanas en que se amamanta. Y también durante los primeros meses.
A.A.: Volviendo a tu experiencia con el grupo que formaste, ¿Cómo te fue en la segunda reunión?
B.V.: Bueno, en la segunda reunión apareció una madre, después otra, otra más y luego otra más. Y durante un mes no conseguimos que otras madres se unieran a nosotras. Pero al segundo mes, empezaron a llegar (madres y embarazadas), y conseguimos reunir un grupo muy asiduo, y con resultados formidables.
A.A.: ¿Había alguna característica común en esas madres?
B.V.: Si, la mayoría trabajaba. Y así hemos discutido y cuestionado mucho la situación de la madre que trabaja fuera de casa y de que modo alimentar a pecho a su hijo. Son todas madres de clase media; ese seria otro denominador común. En las reuniones nos acompañaba la Dra. Lilian Palatnic, psicologa.
A.A.: ¿Y que te pareció el resultado de tu trabajo?
B.V.: Bien, al final de mi permanencia de cuatro meses, éramos mas o menos veinte mujeres, entre madres y embarazadas. En cuanto al resultado, mejor imposible. Tuve gratificaciones inolvidables.
A.A.: ¿Por ejemplo?
B.V.: La mayoría de las madres que vinieron al grupo eran pacientes de la obstetra Dra. Tania Costa Rego. Ella les contaba lo que era el trabajo de ÑuÑu, y les sugería que vinieran a las reuniones. Pero como ya te dije, la resistencia era grande. Yo esperaba unos días y después llamaba por teléfono. Un día llame a una madre que tenia un jijo de casi un mes. Ella le estaba dando pecho nada más que una vez al día. Lo demás era mamadera con leche artificial. Era su segundo hijo, siendo que con el primero vivió un comienzo de maternidad muy angustiante. Además iba a volver a trabajar al final de su licencia post-parto. Yo le plantee todos los comos y por ques de ÑuÑu y le hice ver que era muy importante para ella que viniera, por lo menos una vez a nuestra reunión. Ella con la voz mas desanimada e incrédula a la vez, me pregunto: “¿Pero realmente, te parece que vale la pena?”… para abreviar la historia, ella paso a frecuentar las reuniones y en menos de un mes, su bebe estaba a pecho nada mas.
Un día, poco antes que yo me fuera, me dijo: “Ayer fui al Botánico a pasear. De repente mi beba empezó a llorar. Era hora de comer. Me senté y le di el pecho. Me sentí parte de la Naturaleza.”
A.A.: Para terminar, ¿Cuál es la situación de la madre en Río de Janeiro? Me refiero a las que no concurren  las reuniones. A las madres en general.
B.V.: En casi todos los casos que conocí, la madre dejaba de amamantar antes de volver a trabajar. Esto es antes de los 90 días (la madre argentina se reintegra a los 45 días post-parto). Y casi siempre ese reintegro se producía sin cuestionarse se eso era lo que correspondía hacer o no. Esto me hizo pensar que al ser la licencia post-parto hasta el tercer mes, la legislación laboral brasileña condiciona a la madre a establecer que su derecho a amamantar termina también en ese periodo.
La realidad, hoy en día, es que el amamantamiento, al contrario de los derechos que la mujer esta luchando para conquistar, es un derecho que la mujer perdió. O que le fue robado. O que ella, inconcientemente se dejo robar. ES NECESARIO QUE ELLA RECONQUISTE LA LIBERTAD DE PODER AMAMANTAR A SU HIJO.

Adriana Alvarez

Publicada en Journal do Brasdil,
Rio de Janeiro, 16 de diciembre 1980,

con el titulo: BIBI VOGEL: “Amamantar, para entender la maternidad”

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